La necesidad del pensamiento complejo
(resumen, hechos, opiniones, información importante y reflexión personal)
RESUMEN
La necesidad del pensamiento complejo
La complejidad es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. La complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo confuso, del desorden, la ambigüedad, la incertidumbre. De ahí nace la necesidad del conocimiento, de poner orden en los fenómenos rechazando el desorden, de descartar lo incierto, es decir, de seleccionar los elementos de orden y de certidumbre, de quitar ambigüedad, clarificar, distinguir, jerarquizar.
La dificultad del pensamiento complejo es que debe afrontar lo entramado (el juego infinito de inter-retroacciones), la solidaridad de los fenómenos entre sí, la bruma, la incertidumbre, la contradicción.
Habría que sustituir al paradigma de disyunción/reducción/unidimensionalización por un paradigma de distinción/conjunción que permita distinguir sin desarticular, asociar sin identificar o reducir. Ese paradigma comportaría un principio dialógico.
El propósito de la complejidad es, por una parte, ligar (contextualizar y globalizar), y, por otra, recoger el guante que nos arroja la incertidumbre.
Cuidado con la sospechosa inteligencia "tuerta"
El conocimiento del mundo es un problema que se plantea a todos los ciudadanos: cómo adquirir el acceso a las informaciones sobre el mundo y cómo adquirir la posibilidad de articularlas y de organizarlas; y para articularlas y para organizarlas, se necesita una reforma de pensamiento.
Por una parte, hay que complementar el pensamiento que separa con un pensamiento que reúna.
El pensamiento complejo es un pensamiento que busca, al mismo tiempo, distinguir -pero sin desunir- y ligar. Por otra parte, debemos considerar la incertidumbre.
Las tres teorías
A) La teoría de la información
Es una herramienta que permite tratar la incertidumbre, la sorpresa, lo inesperado. Este concepto de información permite entrar en un universo donde hay, al mismo tiempo, orden (la redundancia) y desorden (el ruido) y extraer de ahí algo nuevo.
B) La cibernética
Es una teoría de las máquinas autónomas. La idea de retroacción, que introduce Norbert Weiner, rompe con el principio de causalidad lineal al introducir el principio de "bucle" causal. La causa actúa sobre el efecto, con el propósito de regular el funcionamiento del objeto. Este mecanismo llamado de regulación es el que permite la autonomía de un sistema. El "bucle" de retroacción desempeña el papel de un mecanismo amplificador.
C) La teoría de los sistemas
Sienta las bases de un pensamiento de la organización. La primera lección sistémica es que "el todo es más que la suma de las partes". Esto significa que existen cualidades emergentes, es decir; que nacen de la organización de un todo y que pueden retroactuar sobre las partes. El todo es igualmente menos que la suma de las partes, puesto que las partes pueden tener cualidades que son inhibidas por la organización del conjunto.
La auto-organización
Von Neumann se plantea el problema de la diferencia entre las máquinas artificiales y las "máquinas vivas". La máquina artificial no puede repararse a sí misma, mientras que la máquina viva se regenera permanentemente a partir de la muerte de sus células.
El aporte de Von Foerster reside en su descubrimiento del principio del orden por el ruido. Se asiste de esta manera a la creación de un orden a partir del desorden.
Atlan concibe la teoría del azar organizador. Se encuentra una dialógica orden/desorden/organización en el nacimiento del universo a partir de una agitación calórica (desorden) donde, bajo ciertas condiciones (encuentros de azar), ciertos principios de orden van a permitir la constitución de núcleos, de átomos, de galaxias y de estrellas.
Prigogine ha introducido, de otra manera, la idea de organización a partir del desorden.
Los tres principios
El pensamiento de la complejidad se presenta, entonces, como un edificio de varios pisos. La base está formada a partir de las tres teorías (información, cibernética y sistemas) y contiene las herramientas necesarias para una teoría de la organización. En seguida, viene un segundo piso con las ideas de Von Neumann, Von Foerster, Atlan y Prigogine sobre la autoorganización. A este edificio, Edgar Morin aporta elementos suplementarios, tres principios que son: el dialógico, el de recursión y el hologramático.
1. El principio dialógico
Une dos principios o nociones antagonistas que, aparentemente, debieran rechazarse entre si, pero que son indisociables para comprender una misma realidad.
El problema es unir nociones antagonistas para pensar los procesos organizadores y creadores en el mundo complejo de la vida y de la historia humana.
2. El principio de recursión
Es un bucle generador en el cual los productos y los efectos son ellos mismos productores y causadores de lo que los produce. Así, nosotros individuos, somos los productos de un sistema de reproducción salido del fondo de los tiempos, pero este sistema sólo puede reproducirse bajo la condición de que nosotros mismos devengamos productores, apareándonos.
3. El principio hologramático
Pone en evidencia esa aparente paradoja de ciertos sistemas en los cuales no solamente la parte está en el todo, sino en que el todo está en la parte: la totalidad del patrimonio genético está presente en cada célula individual. De la misma manera, el individuo es una parte de la sociedad, pero la sociedad está presente en cada individuo en tanto que todo, a través del lenguaje, la cultura, las normas.
¿Qué es la complejidad?
A primera vista, es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades. Pero la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones que desafían nuestras posibilidades de cálculo; comprende también incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En un sentido, la complejidad siempre está relacionada con el azar.
De este modo, la complejidad coincide con un aspecto de incertidumbre pero no se reduce a la incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas ricamente organizados. Tiene que ver con los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que lo incluyen. La complejidad está así ligada a una cierta mezcla íntima de orden y de desorden.
Lo propiamente científico era, hasta el presente, eliminar la imprecisión, la ambigüedad, la contradicción. Pero hace falta aceptar una cierta imprecisión y una imprecisión cierta, no solamente en los fenómenos, sino también en los conceptos.
Hay que reconocer fenómenos inexplicables, como la libertad o la creatividad.
Debe tratarse de ir de la complejidad hacia aún más complejidad. Lo simple, no es más que un momento, un aspecto entre muchas complejidades (microfísica, biológica, psíquica, social).
El paradigma de simplicidad
Para comprender el problema de la complejidad, hay que saber, antes que nada, que hay un paradigma de simplicidad.
El paradigma de simplicidad pone orden en el universo, y persigue al desorden. El orden se reduce a una ley, a un principio. La simplicidad ve a lo uno y ve a lo múltiple, pero no puede ver que lo Uno puede, al mismo tiempo, ser Múltiple. El principio de simplicidad o bien separa lo que está ligado (disyunción), o bien unifica lo que es diverso (reducción).
El paradigma de complejidad
Este paradigma puede apreciarse en las novelas de los siglos XIX y XX, donde se empieza a tratar el tema de la complejidad de los personajes, puede percatarse de que cada ser tiene una multiplicidad de identidades, una multiplicidad de personalidades en sí mismo, un mundo de fantasmas y de sueños que acompañan su vida. Éstas también han revelado que cada uno se conoce muy poco a sí mismo: sólo conocemos una apariencia del sí mismo; uno se engaña acerca de sí mismo.
Al mismo tiempo, en el siglo XIX, la ciencia tiene un ideal exactamente opuesto. Los científicos, de Descartes a Newton, tratan de concebir un universo que sea una máquina determinista perfecta. Pero Newton como Descartes, tenían necesidad de Dios para explicar cómo ese mundo perfecto había sido producido.
La complejidad y la acción: La acción es también una apuesta
Tenemos a veces la impresión de que la acción simplifica porque, ante una alternativa, decidimos, optamos.
La acción es una decisión, una elección, pero es también una apuesta y es en la noción de apuesta donde está la conciencia del riesgo y de la incertidumbre.
La acción es estrategia. La estrategia permite, a partir de una decisión inicial, imaginar un cierto número de escenarios para la acción, escenarios que podrán ser modificados según las informaciones que nos lleguen en el curso de la acción y según los elementos aleatorios que sobrevendrán y perturbarán la acción. La estrategia lucha contra el azar y busca a la información, pero no se limita a luchar contra el azar, trata también de utilizarlo, de sacarle ventaja.
La acción escapa a nuestras intenciones
En el momento en que un individuo emprende una acción, cualquiera que fuera, ésta comienza a escapar a sus intenciones. Esa acción entra en un universo de interacciones y es finalmente el ambiente el que toma posesión, en un sentido que puede volverse contrario a la intención inicial.
La acción supone complejidad, es decir, elementos aleatorios, azar, iniciativa, decisión, conciencia de las derivas y de las transformaciones. La palabra estrategia se opone a la palabra programa. Para las secuencias que se sitúan en un ambiente estable, conviene utilizar programas. El programa no obliga a estar vigilante. No obliga a innovar.
La máquina no trivial
Los seres humanos, la sociedad, la empresa, son máquinas no triviales. Es trivial una máquina de la que podemos predecir su comportamiento desde el momento que sabemos todo lo que entra en la máquina. De cierto modo, nosotros somos también máquinas triviales, de las cuales se puede, con amplitud, predecir los comportamientos.
La vida social exige que nos comportemos como máquinas triviales. Sin embargo lo importante es lo que sucede en momentos de crisis, en momentos de decisión, en los que la máquina se vuelve no trivial y actúa de una manera que no podemos predecir. Todo lo que concierne al surgimiento de lo nuevo es no trivial y no puede ser predicho por anticipado.
Nuestras sociedades son máquinas no triviales en el sentido de que se enfrentan a crisis políticas, económicas y sociales. Toda crisis es un incremento de las incertidumbres. La predictibilidad disminuye. Los desórdenes se vuelven amenazadores. Las regulaciones fallan o se desarticulan. Es necesario abandonar los programas, hay que inventar estrategias para salir de la crisis. Es necesario, a menudo, abandonar las soluciones que solucionaban las viejas crisis y elaborar soluciones novedosas.
Prepararse para lo inesperado
La complejidad no es una receta para conocer lo inesperado. Pero nos vuelve prudentes, atentos, no nos deja dormirnos en la mecánica aparente y la trivialidad aparente de los determinismos. Ella nos muestra que no debemos encerrarnos en el contemporaneísmo, es decir, en la creencia de que lo que sucede ahora va a continuar indefinidamente. Debemos saber que todo lo importante que sucede en la historia mundial o en nuestra vida es totalmente inesperado, porque continuamos actuando como si nada inesperado debiera suceder nunca. Sacudir esa pereza del espíritu es una lección que nos da el pensamiento complejo.
El pensamiento complejo no rechaza a la claridad, el orden, el determinismo. Pero los sabe insuficientes, sabe que no podemos programar el descubrimiento, el conocimiento, ni la acción. La complejidad necesita una estrategia. Es cierto que, los segmentos programados en secuencias en las que no interviene lo aleatorio, son útiles o necesarios. En situaciones normales, la conducción automática es posible, pero la estrategia se impone siempre que sobreviene lo inesperado o lo incierto, es decir, desde que aparece un problema importante.
El pensamiento simple resuelve los problemas simples sin problemas de pensamiento. El pensamiento complejo no resuelve, en sí mismo, los problemas, pero constituye una ayuda para la estrategia que puede resolverlos. Lo que el pensamiento complejo puede hacer, es darle a cada uno una señal, una ayuda memoria, que le recuerde: «No olvides que la realidad es cambiante, no olvides que lo nuevo puede surgir y, de todos modos, va a surgir.»
Edgar Morin: "El siglo del conocimiento puede ser el siglo de la ceguera" por Javier Castañeda
La sobreabundancia de información es uno de los principales problemas que la Sociedad de la Información plantea. En referencia a esta patología, Morin comentó que la cuestión se centra en la escasa capacidad del ser humano para digerir y no acumular toda la información que esta sociedad pone hoy día a nuestro alcance. Este problema se podría superar aprendiendo a organizar la información a partir de núcleos básicos. Existen diseños nucleares que permiten hacer constelaciones de información que faciliten el acceso a la misma, pero esto es un arte.
LOS DESAFÍOS DE FIN DE SIGLO. Conferencia del Dr. Edgar Morin
Herencias del siglo XX
Hay una herencia evidente: la muerte. Es evidente la presencia de la muerte en las dos guerras mundiales que marcaron los comienzos del siglo.
Ha muerto la fe en la omnipotencia benéfica de la técnica y la fe en el desarrollo económico como motor del desarrollo humano. La fe en el progreso como ley necesaria de la historia humana también murió. Hay una muerte ecológica, la destrucción de la biosfera. También hemos perdido el futuro. La pérdida de la fe en el progreso significa la pérdida del futuro. Hay una segunda herencia que es la herencia del germen, del embrión para un nuevo nacimiento.
Los desafíos de fin de siglo
El desafío fundamental para el siglo que viene es generar la capacidad para regular y controlar el desarrollo incontrolado de la ciencia, la técnica y los procesos económicos. Esto no significa que todo lo que venga de la ciencia sea peligroso, al contrario, tenemos hoy muchos beneficios del desarrollo científico.
También debemos analizar el papel de la afectividad. Podemos ver que hay una insuficiencia de amistad, de amor en el mundo. Y podemos ver que hay un exceso de amor, pero de amor petrificado, dedicado a abstracciones, a ilusiones, falsas divinidades, ídolos y también a pequeños fetiches.
El amor da la posibilidad de comprender, de comprender a otros. Con él podemos concebir nuestras finalidades humanas de comprensión y fraternización.
Conservación y revolución
Si nosotros queremos salvar a la humanidad de la autodestrucción, debemos desarrollar dos conceptos que eran, hasta hoy, antagónicos: el concepto de conservación y el concepto de revolución. Hoy debemos asociarlos, en primer lugar, para conservar el género humano. Si nosotros queremos salvar a la humanidad debemos cambiar. Pero también el concepto de revolución debe cambiar
El porvenir necesita todos los gérmenes culturales del pasado. Necesita la conservación de la filosofía antigua. Debemos conservar todos los tesoros de la cultura humana.
La misión fundamental es comprender la unidad de la diversidad y la diversidad de la unidad. Para el porvenir el desafío consiste en salvar la unidad y desarrollar las diversidades.
Debemos desarrollar la mundialización de la fraternidad, del humanismo que dice que todos los humanos tienen los mismos derechos y la misma dignidad.
HECHOS
OPINIONES
INFORMACIÓN IMPORTANTE
REFLEXIÓN PERSONAL
Para comenzar, quiero decir que quizás mi resumen esté un poco largo, pero he puesto toda la información que me ha parecido realmente importante. De un texto de 29 páginas pude rescatar 7 de información esencial. Cualquiera que lea mi resumen podrá entender los aspectos más importantes que nos plantea el Doctor Edgar Morin.
Hay varios puntos que me han parecido sumamente interesantes.
Antes no comprendía bien lo que era el pensamiento complejo pero ahora lo vislumbro un poco más. Para mí, el pensamiento complejo es ver de una manera global las cosas, pero reconociendo las particularidades e incertidumbres que por su misma naturaleza tiene.
Un ejemplo que me pareció muy bueno para explicarlo es cómo vemos al ser humano. Puede vérsele desde la biología o de la psicología, pero ambas ciencias no pueden verlo como un conjunto. Siempre estamos separando las cosas, tratando de simplificarlas, y el pensamiento complejo busca lo contrario. Busca ligar pero sabiendo que siempre habrá cosas inciertas y que quizás no todo esté ligado de una forma racional.
En el apartado, la acción también es una apuesta y escapa de nuestras intenciones, relacioné mucho lo que dice con un cuento. Aquí Morin nos dice que al realizar cada acción estamos entrando en el mundo de la incertidumbre pues no sabemos si lo que hacemos pasará como queremos, y que hay muchos factores externos, del azar, que puede que hagan que estas acciones tomen otros rumbos inesperados. Es por eso que debemos crear estrategias, que son aproximaciones hacia lo que puede pasar y toman ventaja de los factores que no dependen de nosotros.
El cuento con el que lo relacioné es el siguiente:
Un arquero se entrena por semanas física y mentalmente para lanzar una flecha. El día que debe hacerlo, se pone en la mejor posición, con la mejor disposición, recto, y con la mayor precisión posible lanza la flecha. Después se voltea y se va. Él sabe que ha hecho su mayor esfuerzo y todo lo que estaba en él para lanzar la flecha correctamente y que diera en el centro del tablero, sin embargo sabe que pudo haber otros factores que la hayan desviado, pero eso no le importa pues ha hecho todo lo que depende de él.
También nos habla de las máquinas no triviales, como lo somos los seres humanos, pues no se sabe cómo actuaremos o como reaccionaremos ante determinada situación. El pensamiento complejo es sensible a estas máquinas no triviales, pues se desenvuelve en el continuo cambio.
Por último quiero mencionar un punto importantísimo: Hay que esperar lo improbable, ésa es la apuesta. Morin nos dice que los mayores cambios y mayores logros residen en las acciones improbables. Así que hay que tener fe, entusiasmo, voluntad y constancia para construir un mundo mejor, más humanizado, más fraternal y más cosciente. Como dijera Morin:
La necesidad del pensamiento complejo
La complejidad es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. La complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo confuso, del desorden, la ambigüedad, la incertidumbre. De ahí nace la necesidad del conocimiento, de poner orden en los fenómenos rechazando el desorden, de descartar lo incierto, es decir, de seleccionar los elementos de orden y de certidumbre, de quitar ambigüedad, clarificar, distinguir, jerarquizar.
La dificultad del pensamiento complejo es que debe afrontar lo entramado (el juego infinito de inter-retroacciones), la solidaridad de los fenómenos entre sí, la bruma, la incertidumbre, la contradicción.
Habría que sustituir al paradigma de disyunción/reducción/unidimensionalización por un paradigma de distinción/conjunción que permita distinguir sin desarticular, asociar sin identificar o reducir. Ese paradigma comportaría un principio dialógico.
El propósito de la complejidad es, por una parte, ligar (contextualizar y globalizar), y, por otra, recoger el guante que nos arroja la incertidumbre.
Cuidado con la sospechosa inteligencia "tuerta"
El conocimiento del mundo es un problema que se plantea a todos los ciudadanos: cómo adquirir el acceso a las informaciones sobre el mundo y cómo adquirir la posibilidad de articularlas y de organizarlas; y para articularlas y para organizarlas, se necesita una reforma de pensamiento.
Por una parte, hay que complementar el pensamiento que separa con un pensamiento que reúna.
El pensamiento complejo es un pensamiento que busca, al mismo tiempo, distinguir -pero sin desunir- y ligar. Por otra parte, debemos considerar la incertidumbre.
Las tres teorías
A) La teoría de la información
Es una herramienta que permite tratar la incertidumbre, la sorpresa, lo inesperado. Este concepto de información permite entrar en un universo donde hay, al mismo tiempo, orden (la redundancia) y desorden (el ruido) y extraer de ahí algo nuevo.
B) La cibernética
Es una teoría de las máquinas autónomas. La idea de retroacción, que introduce Norbert Weiner, rompe con el principio de causalidad lineal al introducir el principio de "bucle" causal. La causa actúa sobre el efecto, con el propósito de regular el funcionamiento del objeto. Este mecanismo llamado de regulación es el que permite la autonomía de un sistema. El "bucle" de retroacción desempeña el papel de un mecanismo amplificador.
C) La teoría de los sistemas
Sienta las bases de un pensamiento de la organización. La primera lección sistémica es que "el todo es más que la suma de las partes". Esto significa que existen cualidades emergentes, es decir; que nacen de la organización de un todo y que pueden retroactuar sobre las partes. El todo es igualmente menos que la suma de las partes, puesto que las partes pueden tener cualidades que son inhibidas por la organización del conjunto.
La auto-organización
Von Neumann se plantea el problema de la diferencia entre las máquinas artificiales y las "máquinas vivas". La máquina artificial no puede repararse a sí misma, mientras que la máquina viva se regenera permanentemente a partir de la muerte de sus células.
El aporte de Von Foerster reside en su descubrimiento del principio del orden por el ruido. Se asiste de esta manera a la creación de un orden a partir del desorden.
Atlan concibe la teoría del azar organizador. Se encuentra una dialógica orden/desorden/organización en el nacimiento del universo a partir de una agitación calórica (desorden) donde, bajo ciertas condiciones (encuentros de azar), ciertos principios de orden van a permitir la constitución de núcleos, de átomos, de galaxias y de estrellas.
Prigogine ha introducido, de otra manera, la idea de organización a partir del desorden.
Los tres principios
El pensamiento de la complejidad se presenta, entonces, como un edificio de varios pisos. La base está formada a partir de las tres teorías (información, cibernética y sistemas) y contiene las herramientas necesarias para una teoría de la organización. En seguida, viene un segundo piso con las ideas de Von Neumann, Von Foerster, Atlan y Prigogine sobre la autoorganización. A este edificio, Edgar Morin aporta elementos suplementarios, tres principios que son: el dialógico, el de recursión y el hologramático.
1. El principio dialógico
Une dos principios o nociones antagonistas que, aparentemente, debieran rechazarse entre si, pero que son indisociables para comprender una misma realidad.
El problema es unir nociones antagonistas para pensar los procesos organizadores y creadores en el mundo complejo de la vida y de la historia humana.
2. El principio de recursión
Es un bucle generador en el cual los productos y los efectos son ellos mismos productores y causadores de lo que los produce. Así, nosotros individuos, somos los productos de un sistema de reproducción salido del fondo de los tiempos, pero este sistema sólo puede reproducirse bajo la condición de que nosotros mismos devengamos productores, apareándonos.
3. El principio hologramático
Pone en evidencia esa aparente paradoja de ciertos sistemas en los cuales no solamente la parte está en el todo, sino en que el todo está en la parte: la totalidad del patrimonio genético está presente en cada célula individual. De la misma manera, el individuo es una parte de la sociedad, pero la sociedad está presente en cada individuo en tanto que todo, a través del lenguaje, la cultura, las normas.
¿Qué es la complejidad?
A primera vista, es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades. Pero la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones que desafían nuestras posibilidades de cálculo; comprende también incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En un sentido, la complejidad siempre está relacionada con el azar.
De este modo, la complejidad coincide con un aspecto de incertidumbre pero no se reduce a la incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas ricamente organizados. Tiene que ver con los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que lo incluyen. La complejidad está así ligada a una cierta mezcla íntima de orden y de desorden.
Lo propiamente científico era, hasta el presente, eliminar la imprecisión, la ambigüedad, la contradicción. Pero hace falta aceptar una cierta imprecisión y una imprecisión cierta, no solamente en los fenómenos, sino también en los conceptos.
Hay que reconocer fenómenos inexplicables, como la libertad o la creatividad.
Debe tratarse de ir de la complejidad hacia aún más complejidad. Lo simple, no es más que un momento, un aspecto entre muchas complejidades (microfísica, biológica, psíquica, social).
El paradigma de simplicidad
Para comprender el problema de la complejidad, hay que saber, antes que nada, que hay un paradigma de simplicidad.
El paradigma de simplicidad pone orden en el universo, y persigue al desorden. El orden se reduce a una ley, a un principio. La simplicidad ve a lo uno y ve a lo múltiple, pero no puede ver que lo Uno puede, al mismo tiempo, ser Múltiple. El principio de simplicidad o bien separa lo que está ligado (disyunción), o bien unifica lo que es diverso (reducción).
El paradigma de complejidad
Este paradigma puede apreciarse en las novelas de los siglos XIX y XX, donde se empieza a tratar el tema de la complejidad de los personajes, puede percatarse de que cada ser tiene una multiplicidad de identidades, una multiplicidad de personalidades en sí mismo, un mundo de fantasmas y de sueños que acompañan su vida. Éstas también han revelado que cada uno se conoce muy poco a sí mismo: sólo conocemos una apariencia del sí mismo; uno se engaña acerca de sí mismo.
Al mismo tiempo, en el siglo XIX, la ciencia tiene un ideal exactamente opuesto. Los científicos, de Descartes a Newton, tratan de concebir un universo que sea una máquina determinista perfecta. Pero Newton como Descartes, tenían necesidad de Dios para explicar cómo ese mundo perfecto había sido producido.
La complejidad y la acción: La acción es también una apuesta
Tenemos a veces la impresión de que la acción simplifica porque, ante una alternativa, decidimos, optamos.
La acción es una decisión, una elección, pero es también una apuesta y es en la noción de apuesta donde está la conciencia del riesgo y de la incertidumbre.
La acción es estrategia. La estrategia permite, a partir de una decisión inicial, imaginar un cierto número de escenarios para la acción, escenarios que podrán ser modificados según las informaciones que nos lleguen en el curso de la acción y según los elementos aleatorios que sobrevendrán y perturbarán la acción. La estrategia lucha contra el azar y busca a la información, pero no se limita a luchar contra el azar, trata también de utilizarlo, de sacarle ventaja.
La acción escapa a nuestras intenciones
En el momento en que un individuo emprende una acción, cualquiera que fuera, ésta comienza a escapar a sus intenciones. Esa acción entra en un universo de interacciones y es finalmente el ambiente el que toma posesión, en un sentido que puede volverse contrario a la intención inicial.
La acción supone complejidad, es decir, elementos aleatorios, azar, iniciativa, decisión, conciencia de las derivas y de las transformaciones. La palabra estrategia se opone a la palabra programa. Para las secuencias que se sitúan en un ambiente estable, conviene utilizar programas. El programa no obliga a estar vigilante. No obliga a innovar.
La máquina no trivial
Los seres humanos, la sociedad, la empresa, son máquinas no triviales. Es trivial una máquina de la que podemos predecir su comportamiento desde el momento que sabemos todo lo que entra en la máquina. De cierto modo, nosotros somos también máquinas triviales, de las cuales se puede, con amplitud, predecir los comportamientos.
La vida social exige que nos comportemos como máquinas triviales. Sin embargo lo importante es lo que sucede en momentos de crisis, en momentos de decisión, en los que la máquina se vuelve no trivial y actúa de una manera que no podemos predecir. Todo lo que concierne al surgimiento de lo nuevo es no trivial y no puede ser predicho por anticipado.
Nuestras sociedades son máquinas no triviales en el sentido de que se enfrentan a crisis políticas, económicas y sociales. Toda crisis es un incremento de las incertidumbres. La predictibilidad disminuye. Los desórdenes se vuelven amenazadores. Las regulaciones fallan o se desarticulan. Es necesario abandonar los programas, hay que inventar estrategias para salir de la crisis. Es necesario, a menudo, abandonar las soluciones que solucionaban las viejas crisis y elaborar soluciones novedosas.
Prepararse para lo inesperado
La complejidad no es una receta para conocer lo inesperado. Pero nos vuelve prudentes, atentos, no nos deja dormirnos en la mecánica aparente y la trivialidad aparente de los determinismos. Ella nos muestra que no debemos encerrarnos en el contemporaneísmo, es decir, en la creencia de que lo que sucede ahora va a continuar indefinidamente. Debemos saber que todo lo importante que sucede en la historia mundial o en nuestra vida es totalmente inesperado, porque continuamos actuando como si nada inesperado debiera suceder nunca. Sacudir esa pereza del espíritu es una lección que nos da el pensamiento complejo.
El pensamiento complejo no rechaza a la claridad, el orden, el determinismo. Pero los sabe insuficientes, sabe que no podemos programar el descubrimiento, el conocimiento, ni la acción. La complejidad necesita una estrategia. Es cierto que, los segmentos programados en secuencias en las que no interviene lo aleatorio, son útiles o necesarios. En situaciones normales, la conducción automática es posible, pero la estrategia se impone siempre que sobreviene lo inesperado o lo incierto, es decir, desde que aparece un problema importante.
El pensamiento simple resuelve los problemas simples sin problemas de pensamiento. El pensamiento complejo no resuelve, en sí mismo, los problemas, pero constituye una ayuda para la estrategia que puede resolverlos. Lo que el pensamiento complejo puede hacer, es darle a cada uno una señal, una ayuda memoria, que le recuerde: «No olvides que la realidad es cambiante, no olvides que lo nuevo puede surgir y, de todos modos, va a surgir.»
Edgar Morin: "El siglo del conocimiento puede ser el siglo de la ceguera" por Javier Castañeda
La sobreabundancia de información es uno de los principales problemas que la Sociedad de la Información plantea. En referencia a esta patología, Morin comentó que la cuestión se centra en la escasa capacidad del ser humano para digerir y no acumular toda la información que esta sociedad pone hoy día a nuestro alcance. Este problema se podría superar aprendiendo a organizar la información a partir de núcleos básicos. Existen diseños nucleares que permiten hacer constelaciones de información que faciliten el acceso a la misma, pero esto es un arte.
LOS DESAFÍOS DE FIN DE SIGLO. Conferencia del Dr. Edgar Morin
Herencias del siglo XX
Hay una herencia evidente: la muerte. Es evidente la presencia de la muerte en las dos guerras mundiales que marcaron los comienzos del siglo.
Ha muerto la fe en la omnipotencia benéfica de la técnica y la fe en el desarrollo económico como motor del desarrollo humano. La fe en el progreso como ley necesaria de la historia humana también murió. Hay una muerte ecológica, la destrucción de la biosfera. También hemos perdido el futuro. La pérdida de la fe en el progreso significa la pérdida del futuro. Hay una segunda herencia que es la herencia del germen, del embrión para un nuevo nacimiento.
Los desafíos de fin de siglo
El desafío fundamental para el siglo que viene es generar la capacidad para regular y controlar el desarrollo incontrolado de la ciencia, la técnica y los procesos económicos. Esto no significa que todo lo que venga de la ciencia sea peligroso, al contrario, tenemos hoy muchos beneficios del desarrollo científico.
También debemos analizar el papel de la afectividad. Podemos ver que hay una insuficiencia de amistad, de amor en el mundo. Y podemos ver que hay un exceso de amor, pero de amor petrificado, dedicado a abstracciones, a ilusiones, falsas divinidades, ídolos y también a pequeños fetiches.
El amor da la posibilidad de comprender, de comprender a otros. Con él podemos concebir nuestras finalidades humanas de comprensión y fraternización.
Conservación y revolución
Si nosotros queremos salvar a la humanidad de la autodestrucción, debemos desarrollar dos conceptos que eran, hasta hoy, antagónicos: el concepto de conservación y el concepto de revolución. Hoy debemos asociarlos, en primer lugar, para conservar el género humano. Si nosotros queremos salvar a la humanidad debemos cambiar. Pero también el concepto de revolución debe cambiar
El porvenir necesita todos los gérmenes culturales del pasado. Necesita la conservación de la filosofía antigua. Debemos conservar todos los tesoros de la cultura humana.
La misión fundamental es comprender la unidad de la diversidad y la diversidad de la unidad. Para el porvenir el desafío consiste en salvar la unidad y desarrollar las diversidades.
Debemos desarrollar la mundialización de la fraternidad, del humanismo que dice que todos los humanos tienen los mismos derechos y la misma dignidad.
HECHOS
- · Hasta la primera mitad del siglo XX, la mayoría de las ciencias tenían por modo de conocimiento la especialización y la abstracción, es decir, la reducción del conocimiento de un todo al conocimiento de las partes que lo componen.
- · Es con Wiener y Ashby, los fundadores de la Cibernética, que la complejidad entra verdaderamente en escena en la ciencia.
- · En los siglos XIX y XX la ciencia trataba de eliminar todo lo que fuera individual y singular, para retener nada más que las leyes generales y las identidades simples y cerradas, mientras expulsaba incluso al tiempo de su visión del mundo.
OPINIONES
- · Mi propósito aquí es sensibilizar a las enormes carencias de nuestro pensamiento.
- · La antigua patología del pensamiento daba una vida independiente a los mitos y a los dioses que creaba. La patología moderna del espíritu está en la hiper-simplificación que ciega a la complejidad de lo real. La enfermedad de la teoría está en el doctrinarismo y en el dogmatismo, que cierran a la teoría sobre ella misma y la petrifican. La patología de la razón es la racionalización, que encierra a lo real en un sistema de ideas coherente, pero parcial y unilateral, y que no sabe que una parte de lo real es irracionalizable, ni que la racionalidad tiene por misión dialogar con lo irracionalizable.
- · Estamos siempre en la prehistoria del espíritu humano. Sólo el pensamiento complejo nos permitiría civilizar nuestro conocimiento.
- . También debemos desarrollar una idea maravillosa de Pascal: la idea de fe incierta. La fe es una certidumbre incierta. Esa es la complejidad de la mente humana. Y pienso que la fe incierta no significa no respetar la de otros .
- · Yo creo que podemos hacer un mundo mejor pero no podemos hacer el mejor de los mundos.
- · Necesitamos la diversidad humana lo mismo que la diversidad de la cultura.
- · Como decía Einstein, hay una pequeña parte de la mente humana que es utilizada, hay posibilidades gigantes que no se han utilizado.
- · Un futuro posible es la muerte de la humanidad con las armas termonucleares, un futuro de regresión, de una medio edad planetaria donde se encontrarán únicamente pequeñas islas de civilización.
- · Pero también podemos pensar un futuro de transformación. En las transformaciones, hay dos ramas o posibilidades. Una optimista, como la visión de A. Toffler, que dice que la técnica, lo informático, permite la libertad, la emancipación humana, los libres contactos, la supresión de la explotación, etc. Pero también hay otro futuro posible: el del avasallamiento.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
- · El pensamiento complejo es, en esencia, el pensamiento que integra la incertidumbre y que es capaz de concebir la organización. Que es capaz de ligar, de contextualizar, de globalizar, pero, al mismo tiempo, de reconocer lo singular y lo concreto.
- · La proliferación actual de las disciplinas académicas y no-académicas conducen a un crecimiento exponencial del saber que hace imposible toda mirada global del ser humano.
- · La ruptura contemporánea entre un saber cada vez más acumulativo y un ser interior cada vez más empobrecido conduce a un ascenso de un nuevo oscurantismo, cuyas consecuencias en el plano individual y social son incalculables.
- · El crecimiento de los saberes, sin precedente en la historia, aumenta la desigualdad entre aquellos que los poseen y los que carecen de ellos, engendrando así desigualdades crecientes en el seno de los pueblos y entre las naciones de nuestro planeta.
- · Buscamos el saber en los ordenadores, pero el saber está en el cerebro de las personas.
- · El conocimiento sólo es pertinente cuando se es capaz de contextualizar la información, globalizarla y situarla en un conjunto.
- · Es en esta situación cuando hablamos de la pérdida del futuro, y al mismo tiempo hablamos de una multiplicidad de futuros posibles que no podemos ver pero podemos pensar.
- · Hay que esperar lo improbable, ésa es la apuesta.
- · No es solamente la sociedad la que es compleja, sino también cada átomo del mundo humano.
REFLEXIÓN PERSONAL
Para comenzar, quiero decir que quizás mi resumen esté un poco largo, pero he puesto toda la información que me ha parecido realmente importante. De un texto de 29 páginas pude rescatar 7 de información esencial. Cualquiera que lea mi resumen podrá entender los aspectos más importantes que nos plantea el Doctor Edgar Morin.
Hay varios puntos que me han parecido sumamente interesantes.
Antes no comprendía bien lo que era el pensamiento complejo pero ahora lo vislumbro un poco más. Para mí, el pensamiento complejo es ver de una manera global las cosas, pero reconociendo las particularidades e incertidumbres que por su misma naturaleza tiene.
Un ejemplo que me pareció muy bueno para explicarlo es cómo vemos al ser humano. Puede vérsele desde la biología o de la psicología, pero ambas ciencias no pueden verlo como un conjunto. Siempre estamos separando las cosas, tratando de simplificarlas, y el pensamiento complejo busca lo contrario. Busca ligar pero sabiendo que siempre habrá cosas inciertas y que quizás no todo esté ligado de una forma racional.
En el apartado, la acción también es una apuesta y escapa de nuestras intenciones, relacioné mucho lo que dice con un cuento. Aquí Morin nos dice que al realizar cada acción estamos entrando en el mundo de la incertidumbre pues no sabemos si lo que hacemos pasará como queremos, y que hay muchos factores externos, del azar, que puede que hagan que estas acciones tomen otros rumbos inesperados. Es por eso que debemos crear estrategias, que son aproximaciones hacia lo que puede pasar y toman ventaja de los factores que no dependen de nosotros.
El cuento con el que lo relacioné es el siguiente:
Un arquero se entrena por semanas física y mentalmente para lanzar una flecha. El día que debe hacerlo, se pone en la mejor posición, con la mejor disposición, recto, y con la mayor precisión posible lanza la flecha. Después se voltea y se va. Él sabe que ha hecho su mayor esfuerzo y todo lo que estaba en él para lanzar la flecha correctamente y que diera en el centro del tablero, sin embargo sabe que pudo haber otros factores que la hayan desviado, pero eso no le importa pues ha hecho todo lo que depende de él.
También nos habla de las máquinas no triviales, como lo somos los seres humanos, pues no se sabe cómo actuaremos o como reaccionaremos ante determinada situación. El pensamiento complejo es sensible a estas máquinas no triviales, pues se desenvuelve en el continuo cambio.
Por último quiero mencionar un punto importantísimo: Hay que esperar lo improbable, ésa es la apuesta. Morin nos dice que los mayores cambios y mayores logros residen en las acciones improbables. Así que hay que tener fe, entusiasmo, voluntad y constancia para construir un mundo mejor, más humanizado, más fraternal y más cosciente. Como dijera Morin: